Lo que veremos en todo el mundo en 2025    

Más allá del aprendizaje: Vivir una experiencia significativa

Dr. Jiri Sykora

Académico de Relaciones Internacionales

En el año 2024 estuvo marcado por acontecimientos geopolíticos tectónicos: el ingreso de Suecia, durante mucho tiempo neutral, a la OTAN; la incursión de las fuerzas ucranianas en la región rusa de Kursk; los ataques israelíes en Irán y Líbano; la elección de Donald Trump; la caída del régimen de Bashar al-Assad en Siria y el juicio político (impeachment) contra el presidente surcoreano Yoon Suk Yeol, poco después de que declarara la ley marcial. 

Además, 2024 también fue testigo de la continuación de tendencias de más largo plazo que no fueron menos importantes, desde los avances constantes en inteligencia artificial (IA) hasta la creciente división del mundo en bloques y la creciente amenaza del cambio climático. De hecho, 2024 se registró como el año más caluroso de la historia. 

Oriente Medio: epicentro de la atención mundial 

Oriente Medio parece estar a punto de acaparar los titulares. ¿La Siria post-Assad unificará a los dispares grupos de oposición? ¿O seguirá siendo un Estado fallido, sólo que esta vez gobernado por islamistas? El destino de Siria no sólo definirá el futuro de los veintitrés millones de habitantes del país, sino que también tendrá un impacto significativo en sus vecinos inmediatos: Turquía, Irak, Jordania, Líbano e Israel. 

En cuanto a Irán, ¿será 2025 el año en que el país se apresure a desarrollar una verdadera capacidad nuclear? Por un lado, en tiempos de crisis como el actual, Teherán tiende a evitar las provocaciones, y por eso podría buscar negociaciones con Estados Unidos, especialmente antes de que se reimpongan las sanciones europeas. Por otro lado, dado que Irán ha sido testigo de la degradación de sus principales aliados (Hamás y Hezbolá), la pérdida de Siria como Estado cliente, la incompetencia de su capacidad misilística contra las defensas de Israel, Estados Unidos y otros socios, y la destrucción de sus sistemas de defensas aéreas por recientes ataques israelíes, el régimen iraní podría sentirse más incentivado que nunca a desarrollar el elemento de disuasión definitivo. 

Y luego está el factor Israel: los dirigentes están llenos de confianza después de desafiar la presión internacional para poner fin a la guerra en Gaza y reducir la escalada de los conflictos de su país con Irán y Hezbolá. Eufóricos y envalentonados, pueden decidir que 2025 es el año para atacar el programa nuclear de Irán y hacerlo retroceder años. 

Ucrania y Rusia: un conflicto sin señales de tregua 

¿Qué le depara Ucrania, otra zona de guerra, en 2025? Trump ha prometido poner fin al conflicto, pero el hecho es que las visiones ucraniana y rusa sobre una solución difieren enormemente, y el presidente ruso, Vladimir Putin, ha mostrado poco interés en negociaciones serias. 

Lejos de terminar, el conflicto podría intensificarse. A finales de diciembre de 2024, un agente ucraniano asesinó a un general ruso de alto rango en Moscú, y poco antes, Putin amenazó con atacar los “centros de toma de decisiones” en Kiev con un nuevo misil balístico. Pero en el transcurso del año 2025, Putin probablemente enfrentará crecientes problemas internos. El Banco Central de Rusia pronosticó un crecimiento económico de entre el 0,5 % y el 1,5 % en 2025, por debajo del 3,5 %-4 % registrado en 2024, lo que sugiere que el auge económico impulsado por la guerra podría estar llegando a su fin. 

Una pregunta relacionada es hasta dónde está dispuesta a llegar China en apoyo a su socio “sin límites”, Rusia. El presidente chino, Xi Jinping, ha mostrado poca desaprobación externa de la guerra de Putin en Ucrania (por el contrario, China está suministrando tecnología militar vital y apoyo a Rusia), pero 2025 puede ser el año en que comencemos a ver destellos de luz entre las dos potencias revisionistas, a medida que cada una intenta llegar a acuerdos con Trump y las limitaciones a su alineación se vuelven más evidentes. 

China, Taiwán y el dilema de Trump 

China sigue preocupada por Taiwán. El diciembre pasado, China llevó a cabo sus mayores maniobras militares marítimas en décadas. En los ejercicios participaron casi noventa buques y parecía que se pretendía enviar el mensaje de que Pekín tenía el poder de bloquear la isla e impedir que los aliados de Estados Unidos acudieran a rescatarla. 

El regreso de Trump a la presidencia es un arma de doble filo para Taiwán. Por un lado, ha prometido intensificar la competencia con Pekín; por otro, parece no albergar ninguna afinidad por la isla democrática y ha criticado su éxito al convertirse en una potencia de semiconductores, en su opinión, a expensas de Estados Unidos. Mientras Biden insinuó que defendería Taiwán en caso de una invasión china, Trump ha sugerido que, en su lugar, impondría aranceles a Pekín. 

África: crisis humanitaria y conflictos en aumento 

La mayor crisis humanitaria del mundo en este momento es la guerra civil en Sudán, que se libra desde la primavera de 2023. Se espera que la crisis solo empeore en 2025, ya que las potencias extranjeras, incluidos los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita, siguen entrometiéndose en el conflicto. 

En otras regiones del continente, valdrá la pena observar el conflicto latente entre la República Democrática del Congo y Ruanda, la insurgencia islamista crónica en el norte de Nigeria, la presidencia del G-20 de Sudáfrica y las elecciones potencialmente volátiles previstas para 2025 en Costa de Marfil, Tanzania y Camerún. 

Economía global: riesgos y oportunidades 

En este contexto geopolítico hay algunas tendencias económicas preocupantes: la posible tensión entre Trump y la Reserva Federal, el impacto de los aranceles (y las represalias) sobre China y los aliados y socios de Estados Unidos, la trayectoria insostenible de los déficits y la deuda estadounidense. Y todas estas tendencias se están acumulando en un momento en que los mercados tienen “precios perfectos”, lo que significa que dan por sentado lo mejor para el año 2025. 

Pero en general, hay optimismo sobre la economía estadounidense, esperando un crecimiento sólido y sostenido, bajo desempleo, tasas de interés en descenso y menores costos de la energía, sin mencionar una menor regulación y aplicación de leyes antimonopolio bajo la administración Trump. 

Otra fuente de optimismo entre los líderes empresariales es la ventaja de EE.UU en tecnologías de vanguardia, especialmente en IA. Se espera que el nuevo gobierno logre equilibrar la regulación responsable de la IA con la promoción de la innovación. 

Por supuesto, si el pasado es un prólogo, 2025 estará lleno de sorpresas -algunas buenas, otras malas- que nadie habrá previsto. El viejo cliché sin duda sigue siendo válido: espere lo inesperado. 

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