Repensando la alimentación. La educación nutricional como factor clave para un futuro saludable y sostenible

Mtro. Óscar Adrián Ontiveros Aréchiga Carrillo
Responsable del Programa de Salud Integral.
El sábado 29 de marzo de 2025 entraron en vigor los “Nuevos lineamientos y acciones de vida saludable en las escuelas”. Se trata de 8 acciones de promoción de la salud establecidas por el Gobierno Federal, cuyo propósito es mejorar la calidad de la alimentación y la promoción de la salud dentro de todas las escuelas del Sistema Educativo Nacional en México: 1. Impedir la venta de alimentos ultraprocesados y con bajo valor nutricional en espacios escolares. 2. Promover el consumo de agua natural en las escuelas. 3. Capacitar a las autoridades y personal responsables de las cooperativas escolares para priorizar el consumo de alimentos locales y de temporada. 4. Emitir una estrategia de comunicación para públicos objetivos. 5. Reforzar el eje articulador de Vida Saludable en la Nueva Escuela Mexicana. 6. Crear cursos y diplomados para docentes. 7. Promover la actividad y práctica deportiva. 8. Establecer un sistema de seguimiento y evaluación de las acciones de Vida Saludable.
Autoridades Federales de Educación Pública y de Salud, han descrito la problemática nacional en el tema: un monitoreo realizado durante el ciclo escolar 2023 – 2024 en más de 10 mil 533 escuelas, mostró que en el 98% se vende comida “chatarra”; en el 95% bebidas azucaradas; el 79% de las escuelas vende refrescos y el 25% tiene publicidad de comida chatarra. En el 77% de las escuelas se encontró venta externa de productos “chatarra”. En la misma línea de problemática, las autoridades describen que 5.7 millones de estudiantes de 5 a 11 años se encuentran en situación de obesidad, mientras que la cifra alcanza los 10.4 millones en el segmento de 12 a 19 años (miescuelasaludable.org).
La problemática es aún más compleja. Países como México, soportan la “doble carga” de la malnutrición: Por un lado, aún se requieren grandes esfuerzos para alcanzar la suficiencia alimentaria de grandes sectores de la población, mientras en el otro extremo se asumen a la vez los costos derivados de prevenir la obesidad y tratar enfermedades no contagiosas relacionadas con los regímenes alimentarios.
Un primer reto que esta “doble – carga” supone, es la seguridad alimentaria: garantizar que toda la población pueda acceder a una cantidad suficiente de alimentos inocuos, compatible con la conservación y mantenimiento de la salud. Sin embargo, la seguridad alimentaria por sí sola no es suficiente para resolver el problema de la malnutrición: más alimentos no equivale necesariamente a un mejor régimen alimentario, como un mayor ingreso económico puede traducirse en un mayor número de bienes de consumo en el hogar, pero no necesariamente en una mejor alimentación de la familia.

La seguridad alimentaria debe incorporar de manera recíproca la seguridad nutricional, entendida esta segunda de manera general, como la posibilidad de garantizar la calidad de la alimentación en un grupo poblacional. Para alcanzar la seguridad nutricional, actualmente se reconoce el valor de la educación nutricional. Sus posibilidades son extensas y contribuye a todos los pilares de la seguridad alimentaria y nutricional, identificándosele en la actualidad como el puente entre la seguridad nutricional y la seguridad alimentaria al fungir como catalizador esencial de la repercusión de la nutrición en la seguridad alimentaria. (FAO, 2011). Aunado a lo anterior, está demostrada su capacidad de mejorar por sí sola el comportamiento dietético y el estado de nutrición, generando efectos a largo plazo y transgeneracionales, influyendo en el consumo de alimentos y en las prácticas dietéticas: los hábitos alimentarios, la compra de alimentos y su correspondiente preparación e inocuidad, resultando a la vez en un recurso económico, viable y sostenible. (FAO, 2011).
Por todo lo anterior, la educación en nutrición es indispensable en países como México, cuyos patrones de alimentación han sido notablemente influenciados por efectos de la globalización, registrando una transición peligrosa hacia un mayor consumo de alimentos elaborados y ultraprocesados, que son baratos y con elevado contenido de sal, azúcar y grasas. En este sentido, además de acceso a alimentos suficientes, la población requiere información y educación en materia de regímenes alimentarios adecuados, inocuidad de los alimentos, enfermedades de origen alimentario, preparación de alimentos e impacto de los ambientes alimentarios, entre otros temas de gran calado.
De lo anterior se puede comprender que los retos de la educación nutricional frente a las tendencias alimentarias actuales basadas en productos ultraprocesados son enormes y complejos. La FAO refiere la necesidad de una educación nutricional orientada a la acción, centrada en las personas y sus prácticas, estilos de vida, motivaciones y contexto social, de manera que las y los ciudadanos desarrollen las competencias básicas necesarias para ser capaces de alcanzar y mantener la seguridad nutricional por su cuenta.
La seguridad nutricional y la correspondiente educación nutricional, son una inversión fundamental reconocida por la propia ONU de manera transversal en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, constituyéndose como el punto de partida del desarrollo humano, económico y social de los países. Por ello los nuevos lineamientos para la venta y disposición de alimentos en instituciones educativas en México, son un tema trascendental para el presente y futuro del País. Si bien puede parecer una estrategia inacabada, perfectible y con un componente educativo que a la fecha de implementación se percibe débil e impreciso al menos en lo que respecta a las instituciones de educación superior, también reviste una oportunidad coyuntural que es posible aprovechar mediante el desarrollo de procesos educativos propios, debidamente contextualizados y orientados a la acción, que integren la evaluación de las necesidades de nutrición en los distintos sectores de la comunidad universitaria y promuevan eficazmente estilos de vida saludables que trasciendan las fronteras físicas y temporales del ambiente universitario, que impacten positivamente los itinerarios de vida universitaria e incidan socialmente a través de la formación de ciudadanos y ciudadanas con una mayor cultura y valoración de la alimentación y de la salud.
Referencias
- Web miescuelasaludable.org. Escuelas saludables ¡Ya! En México ya es ley. (https://miescuelasaludable.org/escuelas-saludables-ya/)
- Secretaría de Educación Pública. Manual para personas que preparar, distribuyen y venden alimentos en las escuelas. México: Secretaría de Educación Pública, 2024.
- Secretaría de Educación Pública. Nuevos lineamientos y acciones de vida saludable en las escuelas. México: Secretaría de Educación Pública, 2025.
- Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. La importancia de la educación nutricional. Italia: Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la agricultura, 2011.
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