21 de septiembre Día Internacional de la Paz
Construir Paz con perdón y reconciliación
Dr. Francisco Javier Escobedo Conde S.J.
Responsable de Cultura Solidaria
Al final de mis Eucaristías, despido a las personas incluyéndome, con la exhortación: “nos podemos ir en paz a construir Paz y no estaremos en paz hasta que todas y todos estemos en paz. Cuídense y sigamos cuidando al resto de Nuestra Casa Común a la que llamamos planeta tierra”.
Aunque sobre la Paz se ha escrito y se ha dicho tanto, tanto, estoy convencido que nada es suficiente cuando se trata de vivir en paz. Seguir insistiendo sobre la armonía, la concordia, el respecto, la avenencia, la unión y la comunión lejos de desanimarme, me deja con la sensación de la esperanza que me acompaña al final de cada Eucaristía. Por ello, una y otra vez diré “vayamos en paz a construir paz”
Ante los sucesos tan desesperantes que se suscitan cada día, son tantas las personas, grupos y movimientos que no declinan. Con hechos y palabras promueven la Paz y las paces. Todos sus esfuerzos los colocan en alcanzar la paz que hasta aquí y ahora se vuelve inalcanzable en ésta nuestra Patria querida de Paz. Lejos de desanimarse ante los acontecimientos tan lastimosos, cuyas narrativas están plagadas de violencia, exclusión y muerte que se imponen de forma grotesca y cruenta y rendirse ante una estadística que lejos de descender, muestra un número creciente de asesinatos, desapariciones y conflictos en un territorio minado porque la palabra armada, el gesto armado y la mano armada por el dedo que señala o aprieta un gatillo, un botón, no declinan; siguen trabajando en pro de la construcción de la anhelada paz.

Curvar la narrativa de horror y crimen implica seguir hablando, hacer correr ríos de tinta y replicar los esfuerzos de toda buena práctica. Seguir con el deseo y promover acciones para construir paz y paz total para todas las personas en nuestro país y en toda nuestra Casa Común, implica allanar el camino a un presente y futuro digno. Nada es suficiente ante la esperanza de un tiempo y espacio en habitabilidad en paz que nos merecemos. Por tanto, es tiempo de dejar el dictado duro y desarmar la palabra, el gesto y la mano para no dar cabida a narrativas de militarización, control armamentista, autoritarismos, colusiones y brutalidades. Los tiempos difíciles requieren de personas con el deseo de Buen Vivir donde la palabra amable, el gesto suave y la mano limpia se instauren como prácticas que posibiliten una cultura ética del cuidado y la Paz.
La construcción de paz no se impone con la fuerza militar o el control policivo. Su construcción necesita pensarla, sentirla y hacerla, pues ante todo es una actitud y un estilo de vida consistente. La paz se aprende, por lo mismo, requiere práctica sistemática, disciplina, metodocidad, esfuerzo y buen humor. La triada de conceptos de paz entre los pueblos propuesta por Galtung (2003) se distingue por tres características: “peacekeeping –mantener la paz-, peacemaking -hacer la paz- y peacebuilding -construir la paz-. Esta última es una ruta a largo plazo que implica la promoción de actitudes tales como: la palabra, el gesto y la mano amables, al igual de estrategias pacíficas y dialógicas, la promoción de verdad, justicia y acuerdos entre las partes, en otras palabras, conductas propias de la democracia. Elie Wiesel, premio Nobel de la Paz (1986), promovió y sugirió actitudes pacifistas, entre ellas, la superación de conflictos, guerras y por supuesto, la compasión.
Ante los miedos, odios, enconos, divisiones y violencias instauradas por los poderes de ésta época, el modo de proceder de Jesús allá y entonces nos muestra que la paz con perdón y reconciliación aquí y ahora nos ofrece futuro; con articulaciones de verdad y con la justicia que restaura, que no deja que nadie se pierda; son caminos para la Paz y caminar el territorio para la paz nos pone de pie esperanzadoramente para andar haciendo camino en Paz y no estaremos en Paz hasta que todas y todos estemos en Paz.
Javo, S.J.
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