Más allá del aprendizaje: Vivir una experiencia significativa   

Más allá del aprendizaje: Vivir una experiencia significativa

Por Gloria Mariana Aguilar Morales

Estudiante de Psicología

En agosto de 2024, inicié una de las experiencias más significativas de mi formación como estudiante de Psicología y voluntaria en el CESCOM: el taller “Aprendiendo a Conocerme”; basado en el curso “Educación para la Paz”, el cual tomé en el Tecnológico de Monterrey, campus León.  

Este proyecto fue diseñado para un grupo de adolescentes de la preparatoria SABES (Sistema Avanzado de Bachillerato y Educación Superior en el Estado de Guanajuato, San Pedro de los Hernández), se abordaron temas que son poco comunes, tanto en la educación formal, como en nuestra sociedad. Hablamos de la violencia, la salud mental, los tipos de apego, los límites, las relaciones interpersonales, las emociones, la meditación y muchos otros aspectos esenciales para el desarrollo personal.  

Cuando comencé este proyecto, como estudiante, sentía nervios e inseguridad. Me preguntaba cómo reaccionaría el grupo ante los temas y si tendría el impacto que deseaba. La adolescencia es una etapa llena de desafíos y sabía que, la profundidad emocional y el pensamiento crítico, están aún en desarrollo. Temía que las actividades fueran tomadas a la ligera, pero al mismo tiempo, tenía una motivación muy clara: si lograba tocar el corazón de al menos una persona, todo el esfuerzo habría valido la pena.  

Desde las primeras sesiones, me di cuenta de que este taller también sería una experiencia transformadora para mí. A veces, creemos que para realizar un acto de servicio necesitamos grandes recursos económicos o materiales. Sin embargo, este proceso me enseñó que basta con tener amor al servicio, buena voluntad y dedicar tiempo para generar un cambio significativo.  

Como Eduardo Galeano expresó “Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”. Esta frase cobró vida durante las 11 sesiones de dos horas que compartí con el grupo; a pesar de los recursos limitados, cada actividad, cada conversación y cada meditación, se convirtieron en un puente para conectar con las y los adolescentes, mostrando que lo esencial está en el cuidado, la empatía y el compromiso.  

El grupo inicial estaba formado por 17 adolescentes, quienes al principio mostraban una dinámica fragmentada. Había subgrupos que interactuaban poco entre sí y la comunicación entre ellos y ellas era limitada. Esto me planteó el reto de crear un espacio seguro donde pudieran abrirse, reflexionar sobre sí mismos y, eventualmente, construir vínculos más significativos.  

Diseñé el taller como una combinación de actividades prácticas y espacios de introspección. Cada sesión incluía una introducción al tema, una actividad reflexiva y, cuando el tiempo lo permitía, una meditación. Mi objetivo era que lograran explorar quiénes son, quienes quieren llegar a ser y cómo podrían construir relaciones más saludables.  

Con el tiempo, el ambiente del grupo cambió por completo. Al finalizar el taller, había una conexión genuina entre todas y todos; se apoyaban mutuamente, compartían sus emociones y se sentían vistas, vistos, valoradas y valorados. Fue conmovedor observar cómo las barreras iniciales desaparecían, dando paso a un grupo unido, capaz de reconocer la importancia de trabajar en su bienestar emocional.  

Al concluir el taller recibí mensajes que no sólo validaron el esfuerzo, sino que también me llenaron de gratitud. Uno de los comentarios que más me impactó fue:  

“Con este taller que todos quieren el 2.0 y asistir voluntariamente, sigue así, serás una increíble psicóloga. Te agradezco demasiado. Sin ti sinceramente no sería lo que soy ahora. Me ayudaste con mi autoestima y a perder el miedo de decir lo que soy, aunque sea complicado para mí y para mis papás. De verdad, muchas gracias de corazón”. 

Estas palabras me recordaron que el verdadero impacto no está en las herramientas materiales que tenemos, sino en la intención con la que trabajamos. Este proyecto fue un recordatorio constante de que el acompañamiento, el respeto y la disposición para escuchar son más poderosos de lo que imaginamos.  

Como estudiante, esta experiencia me dio claridad sobre mi vocación y reafirmó mi compromiso con la salud mental y el desarrollo humano. Estoy profundamente agradecida con las y los adolescentes, quienes no solo aprendieron de mí, sino que también me enseñaron sobre la resiliencia, la honestidad emocional y la importancia de brindar espacios seguros para crecer.  

Espero en el futuro poder continuar con talleres como el que les comparto, estoy convencida de que la adolescencia es una etapa crucial donde el caos puede convertirse en una oportunidad para sembrar semillas de cambio y crecimiento. Agradezco a Dios y a todas las personas que hicieron posible este proyecto, me llevo la certeza de que, con pequeños actos de amor y servicio, podemos marcar una diferencia en el mundo.  

Invitación CESCOM 

Desde el Centro Educativo de Servicios para la Comunidad, la Mtra. Jackeline Villegas Solalinde, responsable de Servicios Psicoeducativos, invita a quienes leen las palabras de Gloria a descubrir que, desde su trinchera y desde sus privilegios, es posible compartir con aquellas personas que no siempre tienen la posibilidad de ser vistas y tomadas en cuenta, que podemos empezar a incluir en nuestras acciones y en nuestra conciencia la posibilidad de hacer algo más allá. 

Nos extiende la invitación a creer que siempre puede haber un cambio en nosotras y en nosotros mismos, para poder ofrecer algo más a la humanidad y no dejarnos llevar por la indiferencia frente a aquellas personas menos favorecidas, sabiendo que podemos dar mucho con tan poco.

EN ESTE NÚMERO

  • 3 febrero

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  • 17 - 21 de febrero

    Periodo de evaluación

  • 24 febrero

    Fecha límite de captura de calificaciones parciales y faltas

  • 25 febrero

    Publicación de calificaciones parciales y faltas